Desaliñado, sin afeitar, botas de monte, jeans, camisa escocesa. Como salido de lo profundo del bosque. ¿Sexy? Los dictámenes de la moda, siempre tan volubles, dicen que sí. Estamos ante un nuevo modelo de 'urban boy'. Adiós al metrosexual de afeitado perfecto, piel de bebé (a punta de ingentes cantidades de productos cosméticos), pantalones ajustados y cabello engominado. ¡Bienvenido el lumbersexual! Que lo digan Jared Leto, Ryan Gosling o Jake Gyllenhaal, tres de sus mejores representantes.
La barba larga y descuidada es su principal seña de identidad, eso y una camisa de tela a cuadros que, si se acompaña con un morral, da la impresión de que guarda en ella un hacha, “aunque en realidad lo más probable es que lleve un MacBook Air”, bromea Tom Puzak, editor del sitio GearJunkie.com.
El lumbersexual es el nuevo 'hippie': amante de la naturaleza, y, en general, de la vida al aire libre. Esta especie ha relevado a los hípsters como los nuevos independientes. Tan auténticos que resultan inclasificables.
“El lumbersexual está aquí para talar metrosexuales”, “chicas, controlen sus orgasmos, es solo su barba”, “pasos fáciles para crecer una barba: sé un hombre real. Fin”; o “un hombre sin su barba es como un león sin melena”, son algunos de sus lemas en la web. Incluso citan a Shakespeare: “El que tiene una barba es más que un joven, y el que no tiene barba es menos que un hombre”. Y ya tienen sus propias páginas de culto, como facebook.com/lumbersexal o Bilf (‘Beard I’d Like to Fondle’, en español: ‘Barba que me gustaría acariciar’), que cuenta con más de 16.000 fotos en Instagram y 7.000 'likes' en Facebook.
El término proviene de la palabra en inglés 'lumberjack', que quiere decir leñador, y sirve para reivindicar la masculinidad tradicional, usurpada por el metrosexual, y aunque no son nuevos, comienzan a ser muchos.
Su calificativo como tribu urbana le ha merecido numerosos artículos en medios de todo el mundo. Su aparente desprecio por las cremas, bolsos, y ropa que la industria creó para los metrosexuales está generando un mercado propio. “El lumbersexual gasta la misma cantidad de dinero, pero se ve muy desarreglado”, escribe Aleksander Chan en Gawker.
Renacer de la virilidad
La agencia France Press detecta otros signos distintivos: pantalones arremangados para dejar las pantorrillas al desnudo en verano, en invierno, parkas canadienses, botas 'Timberland' y gruesas camisas de franela estampada con tartán escocés. Combinar la barba con una cabellera engominada, tener gustos alternativos en materia cultural y amar la comida casera... siempre con despreocupación y naturalidad.
Aunque la polémica por el renacer de la virilidad no se ha hecho esperar por parte de los que defienden una moda más ambigua, Holly Baxter, columnista de The Guardian, lo define así: “Los hombres han atravesado un tiempo más difícil que las mujeres al jugar con los géneros a través de los estilos y la moda todavía no les concede el lugar que les corresponde. Los acusan de robar la imagen del mundo gay de ‘osos’ y ‘cachorros’, y parece probable (...) El lumbersexual ahora se exhibe con una estética hipermasculina y una sonrisa irónica desvergonzada”.
La revista GQ advierte que no es más que una moda pasajera “para aprovechar a los hípsters disidentes”. “Saluden al lumbersexual: un tipo barbudo con camisa de cuadros y cuyo plan romántico de fin de semana es llevar a la chica a recoger hongos. Un cruce entre postura ecologista, virilidad peluda, contacto con la naturaleza y ciertas habilidades a medio camino entre el DIY –'Do It Yourself'– y los boy scout”.
Tampoco faltan los defensores: la revista Cosmopolitan pregunta a sus lectoras: “¿Estás saliendo con un lumbersexual? Es hora de que lo sepas”. “Su barba es frondosa y desaliñada, porque no se miró al espejo en meses. ¿Sabes por qué? Porque no hay espejos en el bosque natural. Es posible que al estar leyendo esto te des cuenta de que estás saliendo con un lumbersexual. ¿Y sabes qué? Eres afortunada”.
En cualquier caso, y más allá de Movember, el movimiento que cada noviembre promueve entre los hombres dejarse bigote en apoyo a la lucha contra el cáncer de próstata y de testículos, los lumbersexuales ya han dado de qué hablar, promoviendo una estética más volcada en su entorno que en el mirarse a sí mismo
Fuete http://www.eltiempo.com/
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